Martes de vacunaas
¡Buenos días!
Este martes tuve que venir antes al hospital para recoger los resultados del análisis de serología a cargo de Medicina Preventiva, con el objetivo de asegurarse de que la inmunización que necesito durante las prácticas, está activa. Dicha inmunización, proviene de las vacunas que me han puesto a lo largo de mi vida, pero en ocasiones, aunque se hubiera puesto dicha vacuna, los anticuerpos se encuentran en niveles tan bajos que es necesaria reforzarla.
Una vacuna es una preparación generada a partir de bacterias, virus (atenuados o muertos) que se administra a personas para producir inmunidad activa y a largo plazo con el objetivo de estimular la producción de defensas para luchar contra una enfermedad.
Después de su administración, nuestro sistema inmunológico reconoce el antígeno concreto, interpreta la patología e inicia la síntesis de anticuerpos contra la misma. Así, si la persona vacunada llega a estar de nuevo en contacto con ese microorganismo, esas defensas producidas tras la vacunación, la protegen de su efecto patógeno o reducen su virilidad.
En general, su administración se hace por medio de inyecciones, pero en casos muy particulares se ingieren.
En ocasiones, las vacunas pueden producir fiebre y decaimiento a lo largo de unos días, no obstante, si estos síntomas persisten debemos acudir a un médico lo antes posible. Otras veces, los virus vivos o atontados, pueden llegar a generar un estado leve de la enfermedad en cuestión, pero esto sólo es una confirmación de las defensas generadas.
Si por alguna razón individual decidimos no vacunarnos, debemos saber que si contactamos con el microorganismo que provoca la infección, existe un riesgo muy elevado de padecer la enfermedad, sus consecuentes complicaciones y, a veces, incluso la muerte. Además, debemos concienciarnos de que vivimos en una sociedad en la que no estamos solos y podemos ir por ahí transmitiendo enfermedades a las más vulnerables (que no se pueden vacunar), tales como: bebés recién nacidos, inmunodeprimidos, mayores de 65 años, embarazadas, etc.
Como dato adicional y de curiosidad, os dejo una gráfica que compara las dosis de vacunas que se recomiendan poner a los niños en función del país en el que se encuentren:
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