Sábado sabadete


¡Buenas tardes bonit@s!
Esta semana pasada durante mi turno, estuve hablando con uno de mis pacientes y me dijo que  llevaba años con un tratamiento que él mismo era capaz de hacer en casa, pero que últimamente se lo estaban realizando en el hospital. ¿Sabéis de qué se puede tratar? Pues sí, se refería a la diálisis.

Se le llama diálisis a la “limpieza” artificial de la sangre, cuando nuestros riñones dejan de realizar su función correctamente y son incapaces de eliminar los productos de desecho, acumulándose así en la sangre. Esto deriva en lo que comúnmente se conoce como insuficiencia renal. No obstante, hay que tener en cuenta que la diálisis no va a hacer que ese riñón se recupere, sino que será su sustituto hasta que se trasplante otro o se cure por otras razones.

Podemos distinguir dos tipos de diálisis:
-       -    La hemodiálisis: la sangre sale del cuerpo del paciente a través de un tubo, va hacia una máquina que la filtra y una vez libre de restos, regresa al organismo por otro tubo diferente. Es la más avanzada en los casos de insuficiencia renal avanzada.

-       -    La diálisis peritoneal: se introduce con ayuda de un catéter,  una sustancia limpiadora (dialisato) en el cuerpo de la persona. Todos los desechos con el líquido sobrante, sale al exterior cuando, a través del catéter extraemos la solución de nuevo.

Como ocurre en gran parte de las técnicas y procedimientos sanitarios, existe riesgo de que algo no vaya como se desea: puede aparecernos una infección a través de la zona de inserción de la aguja y el catéter; insomnio o apnea del sueño o bien picazón e intensa bajada de la TA.

A continuación os adjunto una imagen explicativa del proceso simplificado: 

Fuente: National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases 


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