Lunes otra vez...
Qué rápido ha pasado el fin de semana. 😔😭
Hoy es lunes y como cada día de la semana, os voy a contar algo nuevo sobre el día a día en el hospital.
Tenía pensado explicaros la diferencia entre demencia y alzheimer, ya que son enfermedades que normalmente se confunden por la similitud que presentan entre ellas. He decidido este tema para hoy, ya que tenemos en planta varias pacientes con demencia que presentan episodios agresivos.
La demencia senil es una enfermedad que provoca el deterioro de la memoria y otras capacidades del razonamiento relacionadas con el lenguaje, la percepción o el juicio.
Estos síntomas, producidos por una falta de comunicación en las células nerviosas, interfieren en la vida cotidiana del paciente y, en las fases más avanzadas, lo convierten en dependiente.
Al ser una patología que no diferencia por sexos u edades, ya que cualquier persona puede padecerla, su etimología ha variado en la actualidad. Cuando se habla de demencia senil, sólo se hace referencia a aquella que se produce después de los 65 años, por lo que, lo más apropiado, sería determinarla, únicamente, como demencia.
La enfermedad del Alzheimer es la demencia más frecuente, pero puede aparecer a edades más tempranas y sus síntomas se van agravando a medida que progresa la patología, implicando, en algunos casos, la muerte del paciente, factor que la demencia no tiene porqué conllevar.
Tanto la demencia como el Alzheimer se engloban dentro de las denominadas enfermedades neurológicas, siendo ambas irreversibles y degenerativas, lo que implica que las funciones orgánicas dañadas o perdidas del paciente no puedan regenerarse.
La diferencia es que, en el caso del Alzheimer, éste degenera hasta provocar la muerte de la persona en la mayoría de los casos, mientras que la demencia no es causa directa de fallecimiento.
En cuanto a las causas, en caso del Alzheimer éstas son desconocidas, pero en la demencia puede ser la secuela de una infección, del consumo de drogas, de tumores, de otras patologías como el Parkinson u otras de carácter degenerativo.
En ambos casos, que un familiar directo padezca alguna de las dos patologías, mantener niveles de presión arterial altos o ser mujer pueden ser factores de riesgo.
Por otro lado, tanto las personas con demencia como aquellas que tienen Alzheimer, poseen una misma percepción de la realidad y sólo existen diferencias en los síntomas dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente.
Como conclusión, ambas se engloban dentro del término demencia pero, según su nivel de evolución, conllevan características y síntomas que las convierten en enfermedades diferentes.
Pues esto es todo por hoy, espero veros mañana por aquí y como cada día, os agradezco que me leáis. Buenas noches a tod@s!💓😘
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