La alta voluntaria
¡Hola bonitos!
Hoy ha sido un día muy extraño y alterado en planta. Un paciente quería
irse, pero a consecuencia de una caída su cráneo estaba roto y por lo tanto,
lleno de sangre. Por ello debía evitar movimientos bruscos e incluso caminar
hasta el día de la intervención. No obstante, se le tuvo que acabar dando la
alta voluntaria por su agresividad y sus amenazas constantes.
En el día a día hospitalario existen pacientes que por diferentes
razones (desacuerdo con el tto suministrado, razones éticas, deseo de ser
atendido en otro centro…), quiere que se le dé de alta. Pero, si dicho paciente
se encuentra en un estado de gravedad… ¿Podemos hacer algo para evitar que se vaya?
Si aun así insiste ¿Debemos dejarlo ir sí o sí, incluso sabiendo que de hacerlo
puede llegar a sufrir consecuencias irreversibles?
Antes de dar una alta voluntaria, hay que informar al paciente de
absolutamente todo. Es decir, tiene que ser consciente de que está en una
situación en la que su vida corre peligro y que debe tomar la decisión que él
mismo considere más adecuada para su propia integridad. Por ello, se le debe
informar de una manera completa y totalmente comprensible sobre el tratamiento
que rechaza pero además, sobre otras alternativas que podrían a llegar a
convencerle y por lo tanto, a solucionar el problema. También le tienen que
quedar muy claras las posibles consecuencias de su decisión de irse.
Con todo, si nuestro paciente mantiene su criterio y continúa deseando
firmar la alta voluntaria, el médico se la tiene que dar por muy grave que sea
su estado y por muy en contra que esté el propio sanitario.
Una vez que se haya firmado, se debe incluir en su historia clínica, añadiéndole
a modo de síntesis, la asistencia prestada, su diagnóstico, las recomendaciones
de ttos y las posibles secuelas que le pueden llegar a surgir tras su marcha.
A
continuación os dejo un ejemplo del papel de alta voluntaria que hay que cubrir
en estos casos:
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