¡El primer día!
¡¡Muy buenos días bonit@s!!
Me llamo Laura y soy uno de los cuatro proyectos de futuras
Nightingales que van a hacerse cargo de este blog. 💉
Como ya sabéis, la semana pasada se abrió una etapa nueva y
muy importante en nuestra carrera profesional: vivimos en primera persona el
día a día de una enfermera en el ámbito hospitalario.
Por regla general, el simple hecho de empezar las primeras
prácticas suele ser el momento más esperado de cualquier estudiante. Pero no
fue mi caso 🙇. ¿Cómo puede ser eso posible?
Pues bien, si rememoro un poquito en el tiempo 🔙, cuando yo
era una renacuaja disfrutaba muchísimo viendo y conociendo la anatomía de
animales muertos que me encontraba a lo largo de mis paseos por el bosque. Ese
hobbie fue provocando que creciese en mí un gran interés en la estructura y
funcionamiento del Cuerpo Humano y con ello, la vocación por la Medicina
(especialmente la Forense).
Tras dos intentos fallidos por acceder, decidí matricularme
en la Facultad de Enfermería. Esta, a pesar de la gran cantidad de personas maravillosas que me permitió
conocer, no me aportaba lo suficiente, provocándome episodios de desinterés
general y muchas, pero muchas ganas de abandonar 🏃. Sin embargo, por algún motivo
me vi obligada a darle más oportunidades a esta carrera, por lo que decidí
continuar con el segundo año. No obstante, ni tan siquiera la cercanía de las
primeras prácticas cambió mi actitud, sino que la empeoró, ya que yo no paraba
de auto convencerme de que iban a ser un infierno porque no estaba hecha para
ser enfermera.
Cuando llegó ese día, debo admitir que estaba muerta de
pánico: por un lado no sabía hacer nada y temía hacer el ridículo; y por otro,
no sabía si sería capaz de darme comunicado correctamente con los pacientes,
teniendo en cuenta mi gran timidez 😳 y mi poca paciencia 😣.
Tan pronto llegamos mis compañeras y yo a la planta
correspondiente, lo primero con lo que me encontré fue con un equipo enfermero
que se le notaba a leguas que estaba haciendo lo que les gustaba y con
muchísimas ganas de trabajar duro para tratar de brindarle lo mejor a sus
pacientes. Luego, una vez acompañé a mi enfermera
a mantener el primer contacto con los ingresados, me presenté, les medí
las constantes vitales, etc, mi opinión sobre la enfermería empezó a moldearse,
mejorando con cada visita que les hacía durante la tarde. Estos pacientes, me
hicieron ver que lo que más importa a la hora de recuperarse de una intervención
quirúrgica o de una enfermedad, no es el diagnóstico o los fármacos recetados,
sino una mano amiga que le ayude a afrontar esas situaciones o una voz que les
diga que todo va a ir bien, y para mi ese es el papel estrella de una enfermera
brillante.
Así que, querido lector, si te encuentras o llegas a
encontrar algún día en una situación como la mía, no tires la toalla antes de
vivir el día de un/a enfermer@ en tu propia piel.
Siempre con entusiasmo y optimismo, que contra eso no hay
vacunaas! 💪
Un besito y feliz lunes globulilloooooos 💗

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